domingo, 2 de diciembre de 2012

Una buena señal

como para no perder la fe

Casi la dejé por imposible. A pesar de mis cuidados, nunca me mostró una  de sus hojas. Tenía que imaginármelas. Un buen día hace muy poco, me sorprendí al verle brotar tres hermosos capullos. Y los he bautizado como la Fe, la Esperanza y el Amor. Los tres elementos indispensables para que los hombres vivan en un mundo común.

Y precisamente brotaron estas flores de esta planta seca, casi muerta, en estos días que me embarga la incertidumbre en el logro de la Cuba nueva. Al menos lo he tomado como una señal divina para levantar mi depre y creer que si de mi orquidea muerta pude lograr flores, en la patria  en ruinas se proyectará la luz de la libertad  por el abono de sus mejores hijos que yacen en su suelo,  por el esfuerzo de los continúan y el amor que le dediquen los que vienen detrás para continuar la obra. 

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