-Leonardo Rodríguez Alonso- periodista independiente
Papa Francisco junto a Raul Castro durante la visita de este ultimo al Vaticano |
Esta visita vaticana no puede de ninguna manera estar diseñada para dañar al pueblo, pero, como las buenas intenciones no bastan, y los representantes del Vaticano no son tontos, me resisto a creer que están totalmente ajenos a los sacrificios que tiene que afrontar el pueblo cada vez que un Papa visita nuestra Isla.
En este acontecimiento histórico, inevitablemente, para nuestra desgracia, la existencia en Cuba de un cardenal y su influencia, debe de tenerse en cuenta por su aporte negativo a la justicia. Jaime Ortega Alamino fue el que amenazó a varios opositores con llamar a la policía porque estos le hablaron de Derechos Humanos; también fue el que habló con Ernesto Borges, uno de los presos políticos más emblemáticos de Cuba para que depusiera una huelga de hambre so pretexto de negociar su libertad, pero no hizo nada de lo prometido y, para colmo, declaró después que en Cuba no había presos políticos: "amnesia patológica". Por eso, y mucho más, no podemos esperar que el cardenal vaya a preocuparse por lo que pasa el pueblo cubano en estos días previos a la visita papal, mientras ellos están inmersos en tan grandioso acontecimiento. Reina la anarquía en los servicios y se esperan más carencias en la medida en que se aproxime la hora cero.
Para millones de cubanos sólo valdría la pena esta visita si Francisco hiciera un llamado a la democracia y al respeto irrestricto a la defensa de los DDHH y fustigara al régimen por los cientos de activistas que permanecerán vigilados en sus casas y otros tantos que desde sus celdas estarán escuchando por altavoces cómo el papa Francisco es recibido por el pueblo cubano. Ojalá el imponderable no sea ver a un miembro de la Cruz Roja golpeando a un Andrés Carrión, sino a un pueblo gritando iLibertad, libertad! Cosa difícil, pues por cada ciudadano común habrá " colado" al menos un agente de la Gestapo. Esta será una "Zafra de los Diez Millones Espiritual". Cuando el Papa abandone nuestra Isla habrá dejado atrás un mar de almas errantes debatiéndose entre un jolgorio de "éxitos" y un fracaso total, y muchos cubanos tendremos que buscar un razonamiento lógico al reconocimiento de la dictadura más vieja de América, porque los historiadores nos dicen que en Cuba se destruyeron cientos de iglesias, que la expulsión de 136 sacerdotes a bordo del navío Covadonga y la deslealtad al arzobispo Pérez Serantes o la creación de las UMAP fueron obras de Fidel y Raúl, siendo así este 19 de septiembre asistiremos a una muestra fehaciente de perdón, solo que no se ha contado con las víctimas.
En este acontecimiento histórico, inevitablemente, para nuestra desgracia, la existencia en Cuba de un cardenal y su influencia, debe de tenerse en cuenta por su aporte negativo a la justicia. Jaime Ortega Alamino fue el que amenazó a varios opositores con llamar a la policía porque estos le hablaron de Derechos Humanos; también fue el que habló con Ernesto Borges, uno de los presos políticos más emblemáticos de Cuba para que depusiera una huelga de hambre so pretexto de negociar su libertad, pero no hizo nada de lo prometido y, para colmo, declaró después que en Cuba no había presos políticos: "amnesia patológica". Por eso, y mucho más, no podemos esperar que el cardenal vaya a preocuparse por lo que pasa el pueblo cubano en estos días previos a la visita papal, mientras ellos están inmersos en tan grandioso acontecimiento. Reina la anarquía en los servicios y se esperan más carencias en la medida en que se aproxime la hora cero.
Para millones de cubanos sólo valdría la pena esta visita si Francisco hiciera un llamado a la democracia y al respeto irrestricto a la defensa de los DDHH y fustigara al régimen por los cientos de activistas que permanecerán vigilados en sus casas y otros tantos que desde sus celdas estarán escuchando por altavoces cómo el papa Francisco es recibido por el pueblo cubano. Ojalá el imponderable no sea ver a un miembro de la Cruz Roja golpeando a un Andrés Carrión, sino a un pueblo gritando iLibertad, libertad! Cosa difícil, pues por cada ciudadano común habrá " colado" al menos un agente de la Gestapo. Esta será una "Zafra de los Diez Millones Espiritual". Cuando el Papa abandone nuestra Isla habrá dejado atrás un mar de almas errantes debatiéndose entre un jolgorio de "éxitos" y un fracaso total, y muchos cubanos tendremos que buscar un razonamiento lógico al reconocimiento de la dictadura más vieja de América, porque los historiadores nos dicen que en Cuba se destruyeron cientos de iglesias, que la expulsión de 136 sacerdotes a bordo del navío Covadonga y la deslealtad al arzobispo Pérez Serantes o la creación de las UMAP fueron obras de Fidel y Raúl, siendo así este 19 de septiembre asistiremos a una muestra fehaciente de perdón, solo que no se ha contado con las víctimas.
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