domingo, 5 de junio de 2011

Se nos ha ido un gran amigo

Adolfo Rivero Caro
por Lincoln Díaz-Balart
Se nos ha ido un gran amigo, Adolfo Rivero Caro.

Yo sabía que él estaba gravemente enfermo. Le había dejado saber, a través de nuestro mutuo amigo, Diosmel Rodríguez, que lo iría a ver. Quería despedirme de él. Le agradezco a Diosmel su llamada para sugerirme, debido al avance de la enfermedad de Adolfo, que no atrasara más mi visita.

El 2 de mayo fui a ver a Adolfo Rivero Caro en su apartamento en la sección de “los Roads” en Miami. Me recibió con el generoso afecto que siempre manifestó hacia mí, afecto que era genuinamente recíproco. Junto a él ese día estaba su hijo, cordial y talentoso, ingeniero en computación, Alejandro Rivero. Su apartamento estaba abarrotado de libros, no cabía uno más. En una pared había una fotografía del ex–Presidente cubano Carlos Prío Socarrás.

Adolfo ya no podía hablar debido a su enfermedad, pero se comunicó conmigo escribiéndome notas en un cuaderno de papeles. Tengo conmigo y guardaré para siempre el papel con sus apuntes. Adolfo me hizo varias recomendaciones en esa tarde de nuestro hasta luego. Todas sobre Cuba y su futuro.

El amor por Cuba nos unía. Le prometí que ayudaré a los municipios de oposición en la isla. Como he dicho reiteradas veces y creo sinceramente, en cada municipio de la isla oprimida hay héroes trabajando hoy en día por la libertad de Cuba. Y los héroes de hoy serán los protagonistas de mañana. Los municipios de oposición son de extraordinaria importancia y los hombres y mujeres que se están integrando en ellos merecen nuestro apoyo y nuestra solidaridad.

Adolfo Rivero Caro era un hombre de una absoluta integridad. Ni la mentira ni la hipocresía tenían cabida en él. Era un hombre profundamente culto, que siempre estaba superándose, siempre estaba estudiando, siempre estaba aprendiendo. La conversación con él era una delicia.

Abraham Lincoln dijo, “desgraciado es el hombre que no sea más sabio cada día que el día anterior”. Y mi padre me dijo más de una vez, “lo importante en la vida es mantener invariable una conducta. Para lo cual es necesario, muchas veces, variar de actitudes, de opiniones, y hasta de militancias”.

Adolfo Rivero Caro, demócrata hasta la médula, era un hombre de esos “más sabios cada día que el día anterior”.

Que descanse en paz el alma del patriota cubano de admirable conducta, el valiente
pensador y el amigo que se nos ha ido en el exilio: Adolfo Rivero Caro.

Tomado del Blog En Defensa del Neoliberalismo de Adolfo Rivero Caro

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