Siento la angustia del que contempla la injusticia sin poder hacer algo por la víctima. Creo que he sentido lo que el Maestro cuando vio al esclavo, al amanacer, colgado de la ceiba. Un vuelco del corazón ante tanta infamia. Las lágrimas brotan en silencio por la rabia. Hasta cuándo observar a distancia el horror que padecen mis hermanos? Dios mío, dame la respuesta.
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Hace 10 horas.
Cuanta injusticia y abuso en nuestra patria, Lori.
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