domingo, 23 de agosto de 2009

El derecho a expresar tu desacuerdo en un país libre.


Respuesta a Vilma Petrash

Frank Rodríguez

Estimada Vilma Petrash:

En respuesta a tu artículo, que responde al mío, comienzas por decir que puedo estar confundido o buscar confundir. Acepto el primer calificativo, suelo confundirme a menudo, pero entrar dentro de mi mente y atribuirme que intento confundir sale de la discusión de los argumentos para entrar en calificativos peyorativos personales.

Soy intransigente y a mucho honra, pero no intolerante. He tenido que tolerar pacientemente por medio siglo la dinastía castrense de los Castro. Pero soy intransigente en defensa de la libertad. Un esclavo tiene que ser intransigente contra los que creen que pueden ser propietarios de otro ser humano. La única posición moral posible frente a la esclavitud en el siglo XIX era ser abolicionista.

No hubo acto de violencia, como mencionas. Nadie fue agredido. No se le tocó un pelo a nadie. Nadie fue amedrentado. No hubo daños a la propiedad porque los discos hecho añicos eran propiedad de los que los destrozaron. No hubo intervención del gobierno. No hubo censura pues fue un acto totalmente organizado por particulares sin conexión alguna con el Estado.

Si estuviéramos a diez años de la dictadura, a veinte años de la tiranía, todavía pudiese el exilio preocuparse del “qué dirán”, de la famosa “opinión pública mundial”. Las personas que a nivel individual llevan sus vidas preocupadas del “qué dirán” jamás podrán ser libres ni exitosas. Y los políticos que se preocupan de la “opinión pública mundial” se quedarán como políticos y nunca llegarán a ser estadistas. John F. Kennedy condenó al fracaso a la Brigada 2506 por su preocupación por la opinión pública mundial. Siendo imposible negar la participación de EE.UU. en la invasión intentó torpemente esconderla a pesar de que John McCain estaba en un portaaviones presto a entrar en acción, y que los invasores fueron entrenados y armados por EE.UU. Por esta torpeza el exilio ha venido pagando los platos y los discos rotos por medio siglo.

No pretendo que la mayoría del exilio esté de acuerdo con Vigilia Mambisa. No pretendo ni que Olga Guillot ni que Mike Purcel vayan a quemar camisas prietas. Yo no quemo camisas ni rompo discos. Eso sí, pretendo que se analicen estos actos en su esencia. El análisis de lo ocurrido revela que no hubo violencia ni vandalismo. Estos Mambises son los únicos, sin embargo, que pasan calor bajo el sol cada vez que el resto de nosotros, cómodamente trabajando en la oficina, no vamos a protestar cada vez que hace falta protestar frente al Consulado de Venezuela o cuando un artista pagado por Cuba y en representación del régimen militar cubano osa venir a cantar a Miami.

No es intolerante criticar a los Van Van cuando vienen a EE.UU. ni a Juanes cuando va a Cuba. Criticar, per se, no tiene nada de intolerante. No hay ley que diga que nos tiene que gustar que Juanes se meta en nuestra tragedia nacional a darnos clases de paz. La paz es una consigna utilizada desde los tiempos soviéticos para los propósitos de los comunistas. Mientras Stalin estaba en paz con Hitler había que ser pro paz. En cuanto Hitler atacó a Stalin, había que estar a favor de la Gran Guerra Patriótica.

Y si yo quemo el librito de Mao, como ciudadano, no como oficial del Estado, no estaría censurando a nadie, estaría rechazando a Mao, que se merece mi rechazo, otro comunista asesino en serie.

Que conste, yo nunca he quemado un libro, una camisa ni un disco, pero no me vengan a dar lecciones pues en este país es lícito quemar hasta la bandera de la nación (lo que frecuentemente han hecho los grupos de izquierda) y se supone que la lección es que los cubanos debemos de aprender cómo es la democracia en de “este gran país”.

Y los que más critican que se queme la camisa prieta son los que “queman” CDs de Juanes que “bajan” del Internet causándole pérdidas monetarias al pobre Juanes que tiene una familia que criar y que se está gastando de su dinerito para llevarle un momento de paz a nuestro sufrido pueblo. Te sugiero, Vilma, que compres un CD de Juanes porque en Miami “Juanes está rompiendo todos los récords”.

Agosto, 2009


Share/Save/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario