Sin duda alguna, en el bando de los represores no se tiene verguenza, bueno, eso sería mucho pedir. Lo que si abunda son los lamebotascastristas que bajo el manto del poder ostigan a la madre del valiente Orlando Zapata Tamayo. Pensarán que van a amedrentarla? Se equivocan, como se equivocaron con Orlando a quien ni el hambre ni la sed pudieron doblegarlo.
El Cardenal Jaime Ortega, como suprema jerarquía de la Iglesia Católica Cubana, que ha querido servir de puente entre la sociedad civil cubana y el castrismo, debería no hacer más oídos sordos al acoso por parte de esta pandilla a Reina Luisa Tamayo y pronunciarse por el respeto que debe gozar una ansiana que reclama justicia por el asesinato de su hijo.
-You tube bajado del Blog Cuba Independiente-
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Hace 8 horas.
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