Como fuego fatuo la libertad de Cuba se me escapa. Por días la presiento cercana, la respiro. Las noticias que llegan desde allá me crean la desagradable incertidumbre, el desvelo. Cuando pudiera ser feliz - a fin de cuentas escapé- no lo he logrado. No se que extraña adicción a patria hace que piense en ella mucho tiempo. Esta noche, vísperas de 20 de Mayo llendo para atrás en el tiempo, mi añoranza por la fundación de la República me hace descubrir en cada foto de aquel día, la felicidad de los cubanos que llegaron antes que yo a mi suelo. En algún retrato de entonces, me parece ver mi rostro. Sombreros, vestidos, la presuntuosidad de los cubanos que llevamos ropas nuevas en cada evento, logran sentirme que estuve allí, ese día de Mayo de 1902 cuando izaban mi bandera en la explanada.
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