viernes, 4 de febrero de 2011

EL TEMOR AL CONTAGIO

Recuerdo en mi niñez, después del ‘triunfo’ de la revolución, como uno de los policlínicos de mi natal Banes amanecía atestado de personas enfermas. Todas las mañanas se repetía el espectáculo de esperar  por los médicos, en las abarrotadas consultas. En esa época llegaban muchos campesinos desde muy lejos, montados en sus caballos y con los familiares a las ancas y hasta con niños de brazo. 
 
En la acera de en frente a la instalación asistencial, los guajiros amarraban las bestias. En mi niñez esa era toda una distracción, irrepetible en la actualidad. Pero recuerdo con tristeza, como morían muchos niños, de enfermedades menores, muchas veces por ignorancia de los padres, a veces niños también. Aquellos casos de gastroenteritis que diezmaban a la población infantil, en tiempos de la explosión demográfica de los años sesentas y como después de muchos kilómetros de camino llegaban con los niños muertos o  deshidratados. 
 
Recuerdo también el temor de contraer enfermedades contagiosas, como era por ejemplo, la poliomielitis, muchas veces mortal, pero que siempre dejaba deformantes secuelas en los niños. Aquellas primeras vacunaciones masivas, gracias a los envíos de vacunas desde los Estados Unidos, que según decían, habían sido canjeadas por los mercenarios de Girón. Después vinieron los caramelitos rusos, ‘vacunas caramelos’ que algunos padres no querían administrar a sus hijos, por el temor a la inoculación comunista, toda una enfermedad en esa época.
 
Luego vinieron aquellas epidemias de los años setentas, el dengue, la conjuntivitis y sus formas más severas, las hemorrágicas. El dengue, según la versión de los gobernantes cubanos, introducido por la CIA (Agencia Central de Inteligencia) norteamericana, lanzando desde sus aviones, mosquitos infectados con la enfermedad. Al parecer, la CIA reclutó mosquitos tropicales y los entrenó pacientemente, en academias militares estadounidenses, luego los desembarcó en Cuba como Rangers, lanzándolos con sus respectivos paracaídas en territorio nacional. Pero lo que resultó posiblemente, fue que esos mosquitos entrenados por los yanquis, adiestraron a ‘mosquitos contrarrevolucionarios cubanos’, vende patrias por demás, que son los que en la actualidad, provocan y mantienen las constantes epidemias de dengue, que tienen en jaque el sistema de salud cubano y desplegado por las calles de Cuba, todo un ejercito de diligentes, caza mosquitos, vestidos de gris y con una bazuka en la mano (no se puede llevar al hombro porque te quema). Los fondos para mantener, tales acciones anti-cubanas, los suministra la conocida USAID. Elemental, Watson.
 
En los años ochentas se diseminó el SIDA y en Cuba mucho se ocultó. Esos primeros muertos de la enfermedad, fueron enmascarados por parte de los organismos gubernamentales y se dice que entre los contaminados había incluso, altos Oficiales de las Fuerzas Armadas. Desde entonces casi se cumplen o se están cumpliendo, las predicciones de la Apocalipsis, sobre las epidemias que se presentarán, en toda la tierra. Pero mientras el resto del mundo se contagia, por ejemplo, con la enfermedad de la ‘Vaca loca’, los cubanos, estamos ‘locos por la vaca’, un animal sagrado en Cuba, a pesar de que no somos hindúes, ni practicamos esa religión. Quien mate una vaca, se pudre en la prisión.
 
El penúltimo exabrupto fue con la gripe A H1N1, donde casi congelan a un grupo de turistas mejicanos contagiados y hasta cerraron los aeropuertos cubanos a vuelos de esa procedencia. Ahora han enviado para Haití, a un grupo de médicos cubanos, más por el miedo a que el cólera llegue a las costas de Cuba, que por humanidad y le están haciendo una tremenda propaganda por la televisión cubana, a la labor que realizan allí, que más que admiración por lo hecho, parece propaganda política de los gobernantes cubanos y falso altruismo. Alardoso chovinismo que desmerita la acción humanista de la nación cubana, como para aplicarle el dicho de, “dime de que alardeas y te diré de que careces”.
 
Pero la última epidemia declarada y a la que más le temen los gobernantes cubanos, es a esa que ha surgido en días pasados en el mundo árabe. El virus brotó en Túnez, se extendió por Egipto y ya está contaminando al reino hachemita de Jordania. Nuestro reflexivo Comandante, con su ‘escrutadora mirada’, ya lo ha vislumbrado y aunque no ha exteriorizado el nerviosismo, como lo han hecho los chinos, ha convenido en fumigar su hacienda, no vaya a ser, que se convierta en pandemia. Los chinos borraron de ‘su Internet’, la palabra Egipto y el tirano de Yemen está realizando promesas urgentes, para evitar el contagio. Hace falta que salte el atlántico y llegue a Cuba, pero probablemente suspenderán los vuelos, desde y hacia la región y pondrán posiblemente en cuarentena a las Embajadas de esos países y a sus nacionales que se encuentren en Cuba.
 
Dice el viejo tirano cubano, medio sustituido o sustituido a medias, que los países árabes aplicaban recetas neoliberales y que la imposición de esas fórmulas, fue lo que provocó las protestas, pero lo cierto es que en esos países, como en Cuba, no existe libertad económica o hay muy poca y no existe libertad política ninguna y se violan de manera frecuente y reiterada, todos los derechos humanos, muy similarmente a lo que ocurre en Cuba. Además en esas naciones perduran, dictaduras de muchos años, muy similares a la cubana. Incluso, el detonante de los disturbios desatados en Túnez, fue el joven universitario desempleado que se inmoló públicamente, porque no le permitían vender frutas en la calle, dificultándole la búsqueda del sustento diario. Solo desde hace muy pocos días, la policía cubana ha dejado de perseguir a los vendedores ambulantes de acá, pero no le prohibido perseguirlos, si no que le han recomendado, hacer la vista gorda, ante esos casos. Aunque los cubanos no estilan prenderse fuego ante tales prohibiciones y siempre encuentran un método para seguir vendiendo, lo que sea, clandestinamente.
 
Lo verdadero es que existe mucha similitud, entre la situación de esas naciones y la situación de Cuba, la diferencia es que  Cuba está mucho peor. Han aparecido ahora en Egipto supuestos grupos de simpatizantes del régimen de Mubarak  y  que casualidad, esos manifestantes están armados y ya han provocado varios muertos, entre la población opositora a la dictadura egipcia. Esos no son más que los esbirros segurosos del tirano árabe. Aquí también los hay  y  llegado el momento, dispararán igualmente contra el pueblo cubano, nosotros ya les conocemos y son los mismos que golpean a Las Damas de Blanco y apalean a los que nos enfrentamos a la dictadura, se enmascaran entre los estudiantes y se hacen pasar por trabajadores pero son los asesinos a las ordenes de la dictadura, que miles de veces ha cometido asesinatos.
 
 
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba
 
 
 
PRENSA INDEPENDIENTE DE CUBA
                                          Ciudad de la Habana, 3 de febrero de 2011.

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