lunes, 1 de noviembre de 2010

Ladrones y policías

Francisco Chaviano González


LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org)

“Felo el Industrial” fue el apelativo con el que la revista Moncada, bajo el manto de revelaciones de hechos reales, identificaba a un agente de la policía infiltrado en la delincuencia común. Igual que “el Tavo”, otro personaje de la misma especie, presentado en series televisivas como personalización de numerosos agentes; falsedad con que el gobierno pretendió ocultar la recurrencia policial al chantaje de los delincuentes, para que colaboraran como soplones.
La policía política también suele utilizar a delincuentes para que provoquen a los opositores, ya sea con amenazas, asaltos a domicilio, estafas y agresiones físicas. Asegura Julián Martínez, líder del Partido Pro Derechos Humanos, afiliado a la Fundación Sajarov, que esto sucede en el caso del ex preso político Félix Gerardo Vega, provocado por una banda de delincuentes de San José de las Lajas, a participar de una violenta reyerta, por lo cual terminó en la prisión.
Pilar Xiomara Ruiz, madre de Félix Gerardo, informó que los hermanos Yoan, Yunior y Rubén Ruz Guerra, en reiteradas ocasiones agredieron su domicilio, profiriendo amenazas contra su hijo. Dice que ha denunciado el hecho varias veces y la policía no intercede. El capitán Jorge Reyna se limitó a citar al esposo de Pilar, y padre de Félix,  Rubén Vega, para preguntarle si tenía miedo, y ante su negativa, concluyó el oficial: “Entonces no hay amenaza”.
Hace poco el Vega Ruíz fue agredido por Yoan Ruz Guerra con una cuchilla  cuando regresaba de su labor en Áreas Verdes de Comunales,   el agresor  terminó seriamente lesionado cuando Félix se defendió con el machete que usa en su trabajo.
Lo cierto es que los hermanos Ruz Guerra conforman una banda de malhechores que cuenta con respaldo policial. Recientemente, estas personas robaron con violencia en la fábrica de cerámica del poblado de Jamaica, donde hirieron varios trabajadores. Los detuvieron,  y unas semanas después salieron en libertad. El caso quedó en un limbo legal y la pandilla volvió a las andadas.
Se sabe que muchos cuerpos policiales se benefician de los delincuentes, con el propósito de obtener información a través de métodos coercitivos. Como en  Cuba  no hay prensa libre, el régimen oculta estas fechorías y da a los delincuentes fama de agentes secretos, otorgándoles impunidad y convirtiendo a los ladrones en policías.
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