SANTIAGO DE CUBA, 15 de enero, 2010 - (www.aplopress.com).- El terremoto de Haití, en Santiago de Cuba, es una tragedia avisada. Una zona sísmica por naturaleza, largos períodos sin sismos de gran envergadura y una infraestructura habitacional proclive a un gran desastre. Las viviendas construidas por medios propios no cumplen los más mínimos requisitos de un Código de construcción y según cifra oficiales, 420 edificios entre el Distrito José Martí y en otros lugares, están en pésimo estado. O sea, el 43 % de las viviendas están consideradas entre mal y regular estados. Sin contar la ubicación de muchas edificaciones, que serían la primeras víctimas de un terremoto de significativa magnitud. La ciudad de Santiago de Cuba tiene una población aproximada de más de 500 mil habitantes.
El fenómeno constructivo de las viviendas en Santiago de Cuba hay que verlo en el contexto de su propio desarrollo. La prohibición expedita de las autoridades de que no se construyeran viviendas en los terrenos aledaños a la ciudad y la presión social por construirlas, obligó a los ciudadanos a utilizar los terrenos más impropios, donde después de largas batallas de resistencia y desobediencia, que sobrepasaron los continuos desalojos y demolición de sus improvisadas viviendas, lograron establecerse esos asentamientos.
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