viernes, 31 de julio de 2009

El VI Congreso del Partido Comunista Cubano se fue a volar.

Se sabía que dadas las circunstancias, fuera poco probable que para fines de este año pudiera celebrarse en Cuba el VI Congreso del único partido que se levanta en el poder por al menos cuatro décadas. Raúl Castro finalmente lo hizo saber de manera oficial y que además se suspendería indefinidamente.

Un congreso se lleva a cabo para cambiar a la dirección del partido o sus políticas, pueden ser ambas cosas a la vez. Resulta difícil para Raúl Castro renunciar a la figura de su hermano como máxima representación de ese partido, pero los años pesan, son ya 83 los que cumplirá Fidel Castro y él mismo anda por ese camino y la Isla enfrenta un futuro apocalíptico. Tras cincuenta años de una economía fracasada, lo cual ha llevado a Cuba a un estado económico deplorable se han sumado el paso de tres ciclones en la última temporada, que afectaron el 20% del producto interno bruto, y la crisis económica mundial, al buen decir de los cubanos "ha venido a ponerle la tapa al pomo".

El Vicepresidente de la Economía del Gobierno Castro-Comunista dijo que el crecimiento económico este año ya no será de un 2.5% como se había pronosticado hace meses, ahora el pronóstico es de 1.7%. Entre las premisas que deberá seguir la economía para evitar su desplome es la búsqueda de "fórmulas novedosas"que liberen "potencialidades productivas". Por su parte Raúl Castro anuncia la toma de " medidas nada gratas"

La población de la Isla, para la cual no hay un respiro, viene sufriendo las penurias que le ha proporcionado un sistema económico nada operante, la mala administración, incapaz de hacer producir a industrias como la azucarera que era lo más representativo de la nación cubana. Cuba se ve ante un panorama nada alentador, con una población jóven cada vez más escasa, que su única motivación es emigrar algún día .

El Gobierno Castro-Comunista está sentado bajo un barril de pólvora que en cualquier momento puede estallar porque el pueblo cubano está cansado, no hay ya promesas en las que pueda creer y no se les puede pedir más sacrificios después de cincuenta años de fracasada gestión económica y de libertades coartadas.

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