viernes, 14 de enero de 2011

El raro concepto castrista, del cuentapropista

La dictadura gobernante en Cuba, ha pasado toda su existencia inventando cosas, ya inventadas y que desde mucho tiempo atrás habían fracasado. Después de mil ensayos y veinte mil experimentos, llegan a las mismas conclusiones, a las que otros cien, llegaron antes. Pero no aprenden de la experiencia, sino que intentan transformar las leyes de la historia, para acondicionarlas a sus erráticas concepciones, lo que propicia incuestionablemente, el descalabro de la tiranía.
 
En cualquier lugar del mundo, un trabajador por cuenta propia, puede ser el germen, de una, micro o de una pequeña empresa, que puede surgir a partir del núcleo familiar o de la asociación de un grupo de personas con intereses afines. Estos, pueden convertirse en generadores de riquezas o brindar servicios útiles a la sociedad. Del éxito de estas relaciones depende el crecimiento del negocio. Tanto así es, que en un país formidable, como son los Estados Unidos de América, las pequeñas empresas, constituyen, el noventa y nueve por ciento de todas las existentes. Pero en Cuba, el trabajador por cuenta propia, no se trata de eso. La pretensión de los gobernantes cubanos es que esos trabajadores, no solo abandonen su  dependencia del estado, ex – ‘paternalista y solidario’, sino que sean los mantenedores de un estamento parásito, burocrático, ineficiente y represivo. Si no lo creen así, observen el crecimiento intensivo de los cuerpos represivos y para–policiales (de por si completamente improductivos y parásitos), incluido el incremento de cárceles y prisiones y la multiplicación, en flecha, de trámites, papeleos y oficinas, todo esto, a pesar del ‘llamado’ a la lucha contra la burocracia.
 
Verdaderamente, la función del cuentapropista en Cuba, es redistribuir el escaso capital y entregarlo a los recaudadores del estado, el ‘Zaqueo’ de nuestros días y no el acrecentamiento de las riquezas del país, ni de la circulación monetaria, para incrementar el poder adquisitivo de los ciudadanos y tratar de suplir las necesidades de la población. Del modo que se aplica este sistema, se reducirán las erogaciones estatales, al disminuir el pago de salarios, gracias a los cientos de miles de enrolados en el ejército de los desempleados, pero además, se incrementará la recaudación fiscal del ‘Estado sanguijuela’, depauperando paulatinamente el patrimonio ciudadano. Aunque probablemente esa sea la verdadera intención, reducir drásticamente el dinero circulante. Una terapia de choque, que muy bien puede haberles recomendado, secretamente, el Fondo Monetario Internacional (FMI). De todas formas puede ser una medida arriesgada y sumamente peligrosa.
 
Los trabajadores por cuenta propia, en Cuba, no producen riquezas de ningún tipo y solo se circunscriben, casi exclusivamente, a vender y a procesar productos importados o fabricado industrial o artesanalmente en el país, que no se exportan, la mayoría de esos productos, son hurtados o robados de almacenes y dependencias estatales. Muy pocos cuentapropistas recaudan dólares, pero además se lo dificultan los propios gobernantes, que los quieren todos para si. La mini exportación, que consiguen estos trabajadores solo la pueden realizar algunos artesanos, artistas plásticos u hospederos que se dedican a la venta de ciertas obras, objetos y algunos servicios, que logran captar unas pocas divisas.
 
Se asegura que se está estableciendo un método para otorgar créditos a los cuentapropistas, sin lugar a dudas una solución lógica para el desarrollo del sistema y se dice que el único requisito exigido, es demostrar que se posee una licencia para ejercer este tipo de trabajo, pero está por ver, cuales son las condiciones para amortizar estos prestamos y que esta circunstancia del endeudamiento, no asfixie al industrioso, sobre todo, debido a los altos gravámenes que deben pagar los que se dedican a estas actividades. De todos modos en la práctica del sistema, se constatará la lógica de su funcionamiento, esperemos que los gobernantes sean lo suficientemente reflexivos y flexibles en su aplicación.
 
Pero lo que necesita el país apresuradamente, es incrementar la producción agropecuaria, para de esa manera reducir al menos el monto de las importaciones, que superan el ochenta por ciento del consumo nacional y con ello, liberar divisas para destinarlas, por ejemplo, a la compra de maquinaria agrícola para mejorar la productividad y las condiciones de trabajo de los campesinos o a otros sectores prioritarios de la economía. Solución para ello, no es la entrega en usufructo oneroso y ultrajante, del latifundio estatal, pues los campos de labranza, están en pésimas condiciones y los pobladores no confían en sus gobernantes y no desean correr el riesgo, de que luego de tener las tierras preparadas y produciendo adecuadamente, les sean confiscadas o prescritas, por el simple capricho de un tirano. 
 
Lo verdaderamente acertado, sería reconocer el pleno derecho a la propiedad privada de los cubanos y que esas tierras, le sean vendidas a los campesinos ó a los que estén dispuestos a trabajarlas y se les concedan facilidades de pago, se les otorguen créditos blandos a los productores, para la compra de semillas, animales y maquinarias y se les permita  explotarlas libremente, sembrar o criar, lo que deseen o lo que consideren adecuado. Que se elimine esa absurda restricción, que no les permite a los criadores, sobre todo de ganado vacuno, poder disponer de los animales de su propiedad a su pleno albedrío y permitir además, la comercialización y sacrificio del ganado mayor, estableciendo simplemente, un sistema de servicio veterinario, para monitorear la salud de la ganadería y evitar la propagación de enfermedades y epidemias, como en cualquier país normal del mundo. Esto estimularía la producción agropecuaria y ganadera, de forma masiva y mejoraría la alimentación y el bienestar de la población, sin que el estado ‘controlador de todo’, intervenga en estos menesteres.
 
Esperamos que los dictadores de Cuba, se dirijan verdaderamente a la profundización de los cambios de los que tanto hablan y que mucho pregonan, aunque utilizando un eufemístico léxico para designarlos y no se resuman, en pasar por su cara, una pequeña mota con el descolorido colorete, al que ya nos tienen acostumbrados.
 
La liberación de todos los Presos Políticos, de las ergástulas de la tiranía  y  el cese de la represión política contra los opositores, le daría mucha más credibilidad, al esfuerzo del tirano, de convencer a los ciudadanos cubanos y a los demócratas del mundo, de su buena intención y voluntad. La solución está en sus manos, señor dictador.
 
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
 
 
PRENSA INDEPENDIENTE DE CUBA.
                                Ciudad de la Habana, jueves 13 de Enero de 2011.

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