Por: Pedro Antonio Alonso Pérez*
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Santiago de Cuba, 2 de enero, 2011- Muchos son los esfuerzos que por 52 años se han realizado para llevar a Cuba a un país democrático. Las estrategias han sido múltiples, pero los resultados no se lograron. Los 52 años en el poder de los hermanos Castro son la prueba más evidente de esa realidad.
Sin embargo, la cantidad de fracasos nos acercan más a la solución, partiendo del punto de vista de Thomas Alva Edisson. Ahora para que esto funcione hay que descartar los errores y experimentar nuevas iniciativas.
Ese debe ser el reto para el nuevo año: tener la voluntad política que comprender las dificultades que entorpecen nuestra causa y plantear abiertamente sin prejuicio político sus implicaciones, si queremos contrarrestar la capacidad de manipulación del régimen en su intención de mantenerse en el poder, aunque sea de una forma diferente.
Los criterios de algunos funcionarios de la Oficina de Intereses en la Habana, enviados al Departamento de Estado, aunque algunos son totalmente errados y desconocen la realidad de la oposición interna en cuanto a modo de vida y recursos recibidos, en otros aspectos como la falta de proyectos y su poca vinculación con la población contrastan con la realidad.
No obstante no asumen su responsabilidad como supervisores de los recursos otorgados a las organizaciones encargadas de impulsar la democracia en Cuba y los impactos logrados con tantos recursos. No hay un seguimiento de los objetivos que se fijan en las propuestas de solicitud de fondos. Entonces la crítica de funcionarios como las del Sr. Jonathan Farrar no gozan de fundamentación alguna si no han comprobado personalmente como viven la mayoría de los opositores, ni han avalado los proyectos más comprometidos con los intereses de la población, como las cooperativas agrícolas independientes y más reciente el proyecto de los municipios de oposición.
El cambio de estrategia de la oposición interna es innegable, pero en el proceso cubano convergen varios factores, desde la política norteamericana, los intereses de grupos internos y externos y la falta de apoyo, reconocimiento e interacción de la comunidad internacional con la sociedad civil no oficialista.
Sabemos que tenemos que pasar de la oposición activa a la oposición representativa, como fuerza política que arrastre mediante sus intereses y propósitos a la población. No se trata de una posición de fuerza bruta, sino de la fuerza moral que nos asiste contra un régimen que no ha cumplido sus promesas y después de 52 años quiere volver al principio. Las condiciones objetivas están dadas, pero cómo vencemos esa inercia espiritual que nos impide emplazar al régimen públicamente.
Nuestra oposición además de los métodos establecidos para interactuar con las masas, debe asumir la voluntad y la fuerza espiritual que le imponen los Testigos de Jehová a sus prédicas. Sin embargo, algo que conspira contra nuestro mensaje de lucha social es el abandono del país de los opositores como refugiados y una ayuda específica para proyectos sociales y de gobernabilidad democrática, que involucre a la población.
Nuestra recomendación es que la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en la Habana evalúe los proyectos, los certifique y de seguimiento al cumplimiento de los objetivos que fueron trazados por las organizaciones que los representan y que recibieron fondos por las Agencias norteamericanas para llevarlos a cabo.
Así que para lograr cambios sustanciales en la evolución de la democratización de Cuba debe hacerse una revisión general de todo lo se ha hecho hasta la fecha. La permanencia del régimen con el control total del poder, aun bajo la dirección de Raúl Castro, como lo reconoce el Informe de la Oficina de Intereses es prueba suficiente que todos nuestros métodos han fallado, pero si eliminamos todos los elementos negativos que afectan nuestro propósito, entonces estaremos más cerca de participar en el entramado democrático que se nos avecina en Cuba.
En nuestro caso y partir de nuestras posibilidades tenemos como propósito para este nuevo año la reorganización de todas las organizaciones que componen el Proyecto de Desarrollo Cívico Rural Cubano, la interacción y representación de la población mediante la participación activa de los municipios de oposición y diagnosticar por medio del Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia Proactiva, José Ignacio García Hamilton, los problemas más acuciantes y recomendar las iniciativas más viables para alcanzar una democracia real.
*Pedro Antonio Alonso Pérez es Director del Proyecto de Desarrollo Cívico Rural Cubano, Promotor de los Municipios de Oposición y miembro de la Junta Directiva del Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia Proactiva.
Antonio Alonso es fundador del movimiento cooperativo independiente en Cuba y lleva más de 20 años en la oposición, sin la intención de abandonar el país.
Antonio Alonso es fundador del movimiento cooperativo independiente en Cuba y lleva más de 20 años en la oposición, sin la intención de abandonar el país.
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